Arena de la Playa

Me pondré pequeña enfrente de cimas grandes,

subiendo como cúspides y dientes caninas

desde praderas verdes y oro.

Caminaré pequeña enfrente del vasto

que es el mar, sus olas comiendo continentes

y la insensatez humana.

Seré yo disminuida cuando las tectónicas

agitan la tierra, cómo una mujer golpeando

una alfombra en un día ventoso.

Rendiré mi lugar en el universo

enfrente de un amor tan intenso que él graba mi deseo

para mi amado entre cada grano de arena

con una aguja, corriendo de mi mano,

y sobre cada estrella cuya luz

me baña por la cara. Renunciaré mi fuerza

debajo la maravilla de dichas estrellas,

cada vez. Dejaré que mi corazón sea destruido

por guerras injustas y muertos innecesarios,

para las especies desapareciendo bajo la presión

del codicio humano; y para niños tomando

sus últimas respiraciones bajo la mirada

de enfermedad prevenible y el avaricio humano.

Permitiré que mi corazón vuela alta

con la alegría del conocimiento que la naturaleza

nos da mármol dorado y grandes escultores

para tallar columnas y pisos que brillan

cómo los sueños de ballenas salieren de la superficie

en el alba, y me pararé con reverencia

enfrente de ambos ballenas y columnas.

Pero nunca más, me voy a permitir

ser pequeña, silenciada, o reducida

por la ignorancia humana, por la estupidez humana,

por la arrogancia humana, por la indiferencia humana.

Me puedas odiar por quien soy; yo me subiré

cómo aire caliente sobre los bosques,

sobre la pequeñez de tu mente y ser.

No puedes imaginar siendo estrella, ni ballena, ni sismo,

ni océano. Eres sólo una piedrín feo y aburrido

en una playa de vidrio, gema, y amor.