Girasoles y Carros Rápidos

cuando muere un muy amigo, me gusta celebrar su vida en siembra de algo, y en verso

Tuve que hacer algo, la otra semana;

cuando me llamaron, tu familia.

Sembré girasoles, y hoy,

ellos están brotando. Sembré girasoles

porque los demás te conocieron

 por tu amor de carros finos y rápidos

y de las carreteras cerradas y abiertas,

pero yo te conocí también

por tu amor de la tierra. Sembré

girasoles en el terreno

que preparaste para mí, alla

enfrente de la casa, donde tienes

que irte a las 7 de la mañana

para que las abejas no te molestan.

Sembré girasoles porque ellos

crecen tan altos y alegres

y atraen lombrices y mariposas

y pájaros. Sembré girasoles

porque esta esquina pequeña

del mundo está sufriendo mucho

bajo del peso de maquinas

y concreto y químicas; y quiero

que sea un refugio ecológico,

un espacio dedicado a la alegría

que tu llevaste siempre en tus

viajes. Quiero ver que estas flores 

crezcan más altas que las nuevas paredes

electrificadas que los vecinos

están construyendo. Tuviste

este habito de notar lo que yo llevaba-

en México, esta vez, los mercados

fueron llenos de camisas y vestidos

con girasoles bordados sobre

los pechos y caderas y quise

comprar una para saber como

mi cuerpo parece delineado

por la alegría de los pétalos

de girasoles, un acto quizás de rebelde.

 

Pero no pude hacerlo esta vez;

será por cierto, otra. Seguro, te

pensaré cuando lo compro;

por ahora, me queda crecer estos

girasoles tuyos lo más altos,

alegres, libres, rebeldes, torcidos-

pesados y llenos de todo que

los demás quieren controlar.

Cómo tu siempre quisiste ser

más libre, así, tu amor para la

soledad y conexión de vehículos

y el espacio sagrado con un

amigo o desconocido adentro,

contigo. Tu regalo, la brújula

en tu cerebro y tu atención

al detalle de lo que tu pasajero

necesitaba escuchar. El mío,

siempre, lo humilde que tallo

con mis manos. Tus girasoles

serán los más bonitos del valle;

y pediré un amigo para sacarme

fotos dentro de ellos, con poca ropa,

(cómo me dijiste, quisiste imaginarme)

(ah, las locuras de los hombres, siempre) 

en la noche, bajo la luna, con

los pájaros de la obscuridad

llamando; con las memorias

de todos que nos salieron,

cercanas, vivas, llegando en moto

o caballo o taxi. O en tu caso,

cualquier vehículo que te regalaron

cuando te quitaron los de aquí.

Por favor, nos sigues visitando

de vez en cuando. Quiero tu risa.

 

para Luis. abril, 2021