La Quemada del Corazon Sagrado

Nombramos a nuestros espacios sagrados

por quienes, ellos nos dicen, andan el ellos.

Aquí está el Bosque de Tecumseh;

allá está el Catedral de Notre Dame;

allí está el Enojo del Pele, recordándonos

que no somos los dueños de la Tierra.

Si quieres el derecho de cambiar

cada parte dinámica de una planeta viva entera,

tambien aceptas el manto de la mayordomia.

Eres el sirviente, no el maestro. El alma

viene para presentarse en los espacios

sagrados sólo donde hacemos el esfuerzo

para el sagrado. Conocimos como hacerlo

en los tiempos del Nebuchadnezzar.

 

¿Hemos perdido nuestra identidad

cómo defensores? ¿Todavía, se mantiene

el centro? Lo estamos quemando, todo:

Los manglares de Sumatra y los robles

de la Sierra de las Minas. Lo que se queda,

de Damascos. El Gran Arrecife Coralino.

Tu parque local. Notre Dame.

La historia liquida de los dinosaurios,

captada por siempre

en esquisto y turba, hasta la hora

de nuestra llegada. El plan nuevo

para borrar la Cuña de la Civilización

y el nacimiento de la agricultura, moderna.

Los Círculos Polares y el interior de

cada continente, empezando

con Melbourne. Un millón especies

que parecen, se han puestos en la vía

de la Revolución Industrial.

 

Atrás de todo el terreno tuyo y el mío,

los espíritus están saliendo. Algunos

en el silencio, la respiración de una primavera

que ahora no recuerde como ser suave;

otros en conflagraciones que desafían

nuestra habilidad de la asimilación

de su perdida. Es “La Manera Americana”

para hablar de lugares y especialmente,

cosas, reconstruidas. Nuestro optimismo:

todo saldrá bien en el fin de las cosas.

 

¿Pero de verdad, lo hará?

¿Quién entre nosotros

puede reconstruir un anaquel del hielo?

¿Quién recuerde el código sagrado

de la quietud, la contemplación,

y el servicio; que había llamado

la Madre María para levantar la vela

entre la tierra y espíritu, y decir

a los antepasados de Paris, “si

construyes acá, daré mi gracia a

tu cielo con una belleza más allá

que tus paredes, y ventanas, y agujas?”

¿Quién dentro de los codiciosos

y poderosos, aún reconoce

el valor de las cosas irreemplazables

del mundo?

 

 

 

Author's Note

foto es mia, de un incendio de bosque enfrente de mi hogar este marzo