La Opcion Mas Lograble

Aquel día,

hubo un charco de sangre

en la acera,

derramándose entre la calle

donde mis pies estaban escogiendo

paso por los otros horrores

del día. Parece una premonición

para mis ciudades, para

los hombres que pretenden

liderarlas.

 

Cinco hombres, obesos y obscenamente

ricos, a quienes damos

el derecho para contar

a mujeres trabajadores pobres

que ellas están demasiadas gordas.

Cinco hombres tremendamente egoístas

y desalmados, privilegiados

a guardar el destino de naciones

en sus antojos, como si

seleccionan un vino u otro

del menú diario

con un despedido de dedos

aburridos, hinchados,

y desinteresados.

 

Quienes determinaran,

después de tener panzas llenas

si tales como tú y yo

tenemos también el derecho

de comer, mañana.

 

Somos tan dispuestos a pagar:

para ser distraídos,

para nuestro hundimiento,

nuestra conversión

entre portavoces.

Mientras tanto hemos fijado un precio

tan alta en la sabiduría que ella

queda afuera del alcance,

haciendo la ignorancia la opción

más lograble.

Creemos ahora en

las cortinas de humo-

la complicidad del pobre

en su propia pobreza.

 

Olvidando el poder de la leyenda,

de la búsqueda del Hero,

de la historia individual.

Compramos el mito

de antihéroe resistente,

el soltero vigilante

colgando su pistola como

una madre de otra especie

llevaría y nutriría

sus crías.

 

Por demasiado tiempo

hemos inspeccionado la genitalita

de mujeres

con lupas;

entonces, no notamos los mísiles

apuntados a las fronteras

de indecencia humana real,

listos para ser lanzados.  

 

“No quiero que nadie me diga

que puedo y no puedo hacer,”

tu expectoras en el piso

con el veneno que gotea

desde tu cerebro. Intentamos decirte,

“Si construyes allá, tu casa caerá

y matar a tu familia;

si tu cagas allá,

vas a enfermar tu vecino;

tu inviertas allá,

no quedaras con nada

en una década.”

 

Pero tu gires un oído sordo

y enfoques tus intereses

nimios y tediosos

en contar a otros

cuando y como

y con que frecuencia

y con quien

pueden conseguir placer

consensual.

 

No soy yo bendecida

con los tipos de palabras,

ni pensamientos,

para responder a este odio,

a la locura desbordando

los barrancos de sanidad humana

justo cuando las aguas desbordan

la capacidad humana;

hoy en Nepal, India, África.

La casa

de la hija de mi ex cuñada

en Corpus Christi.

 

Si lucho usando amor,

es porque eso es lo que conozco.

Deseo que tuviera la sapiencia

para blandir compasión como

una espada; para devolvernos

por tiempo al instante

cuando dejamos escuchar;

o adelante al momento

en tiempo cuando empezamos,

de nuevo.

Quiero aprender a caminar

senderos de la vulnerabilidad humana

sin cortar abierto mi pie propio

en las orillas de rastrillo

entre campos de petróleo y granjas.

Espero el día

cuando ningunos de nosotros

necesitamos mirar ninguna

de las noticias

ni las aceras

para la sangre fresca

del hoy.