el Indicado

I.

Mi corazón es una mujer anciana

que ha visto demasiado, con rayas

en su cabello negro y ojos con

habilidad de ver tu futuro. Mi

alma es una niñita que

aún no ha aprendido cuanto hay

para temer, afuera en el mundo.

 

Reciente, intenté de presentar

mi corazón a alguien, pero no la

pude encontrar hasta llamarte.

Ella ha quitado su ropa, ha tejido

flores en su pelo, y estaba bailando

desnuda contigo

 

en un lugar donde nadie conoció

su edad, ni a los dos de nosotros. La

niña estaba allá, también, examinando

piedras a la orilla del agua, buscando

una con vena de pura plata, para

darte como promesa de todo

que podríamos un día, decir.

 

II.

A veces, quieres ser abrazado

cuando temes tanto la forma incierta

que la tierra tenga para inclinar

en maneras inesperadas. Él me pido,

pueda yo sostenerle por una noche,

entonces, tome su cuerpo menudo en

 

mis brazos, y le sacudió para dormir, como

quizás pueda hacer un ángel; pero cuando

desperté, estoy tan segura que te

estuve abrazando, como tal él

estaba sostenido por otra ella. Y no

quise agitar ni uno de nosotros 4,

por lo tanto, deje el pelo cayendo

en todos nuestros ojos.

 

 

III.

Dices, hayas estado con miedo de pedir-

miedo de mi salida, miedo de

tu necesidad; miedo que tantas cosas

que podríamos decirnos fueron

escritos antes de nuestros nacimientos,

en idioma que nadie vivo recuerda leer.

 

Dices, tu miedo es demasiado grande

para permitir que alguien te abraza. 

Temes de plata, de edades. 

Cierto que te dejare

el día de tenerte. Aunque recuerdo yo

tomando tu mano en algún lugar futuro,

y estoy cierta:

 

Temes más que todo que digo la verdad

cuando te cuento, nunca te dejaría

bailando solo, deslumbrado por la caída

de pelo en tus ojos, el mundo justamente

inclinando afuera de ti. Si comparto

tu espacio, jamás sería alguien otro

que sostengo en mis brazos.