El ganso negroA Story by rafael mayaEl ganso negro Tenía doce años y mi vecino Uri, catorce. El coche de su papá era chico, medio destartalado y nosotros con sueños de manejarlo, nos subiamos en el y en varias ocasiones arrancábamos el motor. De tanto en tanto lo llevábamos hasta el final de la calle y de reversa, después de un tiempo le dimos la vuelta a la manzana. Cuando nos sentimos expertos, digo expertos, pero la verdad es que únicamente Uri era quien manejaba. En la parte de atrás de su casa, mi amigo tenia un amplio gallinero lleno de aves diferentes; algunos pares de muchas razas, unas rojas, otras negras y también blancas. Algunas jaulas, llenas de canarios y periquitos australianos. Una pareja de loros adiestrados, solía llamarlo por su nombre desde la mañana. Todos los vecinos le decían “Uri con plumas”. También había palomas grises y blancas a las que dejaba volar alrededor de su casa, patos multicolores de razas salvajes, junto a otros blancos muy bonitos y rusos de cabeza colorada. En una esquina, dos gansas blancas bien desarrolladas a las que les faltaba el macho negro que, sugún Uri, era indispensable para lograr una nueva raza. Un día me dijo: - Quiero una colección de todas las aves posibles que podrían llenar una arca como la de Noé. A dos o tres kilometros, un vecino criaba un par de gansos, una blanca y su pareja, un ganso grande y raro, negro como el carbón. El vecino lo tenía, así que decidimos robarlo, traerlo hasta el gallinero para que fuera pareja de sus gansas. Era un maravilloso ejemplar. Entonces urdimos y repasamos un plan: Nos levantaríamos a las dos de la mañana, cuando todos estuvieran dormidos; él ya habia sacado una copia de la llave del coche de su papá, iríamos a traer ese ejemplar negro al que ya habíamos visto y al que algunas tardes nos acercamos para saber cómo entrar en el gallinero del vecino. Tal como lo teníamos dispuesto, salté por la ventana de mi cuarto sin hacer ningún alboroto, llevaba una lámpara de pilas, una frazada grande para podrla echar encima del ganso y envolverlo.
Uri ya me estaba esperando junto al coche, buscó la llave y la había dejado en su cuarto. Muy quedito sin hacer ruido se metió a la casa. Después de unos minutos, ya con la llave y una bolsa de rosquitas nos subimos al coche. Lo arrancó y en la esquina de la calle dobló a la izquierda, manejó por la parte de atrás de las granjas hasta llegar a unos cincuenta metros del gallinero. Tomi me dijo: Uri, -yo abro la puerta y tú esperas a que lo asuste para que cuando salga lo cubras con la frazada, vas a ver, es pan comido. Nos acercamos y él quitó el pasador de la puerta. Estaban dormidos pero presintieron que pasaba algo. El ganso negro, cubierto por la noche, estiró su cabeza, abrió bien los ojos, me di cuenta porque lo estaba alumbrando, Uri fue hasta el fondo del gallinero, para empujarlo a la salida. De repente, la gansa se lanzó hacia él, no cejó, siguió asustándola, el ganso corrió hacia la puerta y en ese momento, con las alas abiertas se lanzó hacia mí. Levanté la manta y chocó desplomándose, en un segundo quedó atrapado, se movía con una fuerza inaudita, pero estaba dentro de la manta. Le dije a Uri que me ayudara a envolverlo pero la gansa daba picotazos a las piernas. Le dije: - ! Rápido! Que se me va a soltar. Uri me ayudó, pero la gansa lo seguía picoteando. Cuando se arrodilló, se le fue a la cara, fueron eternos segundos. Pudimos llevar al ganso hasta el coche y amarramos bien la manta. Encendió el auto y rápido nos alejamos. La gansa seguía al coche pero poco a poco tomamos distancia y se quedó atrás. LLegamos por fin al nuevo hogar del ganso; lo desenvolvimos de la frazada y lo echamos con las gansas blancas que de inmediato empezaron a llamar al nuevo huésped. Mi amigo se metió a su casa y como a las seis de la mañana salió para reunirnos nuevamente. Le dolían las piernas picoteadas, la cara hinchada, le faltaban mechones de pelo y tenía un ojo medio cerrado. Había pagado caro su imprudencia. Nunca se imaginó lo brava que puede ponerse una gansa cuando le roban a su pareja. RMB Ene 14 © 2014 rafael maya |
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Added on March 26, 2014 Last Updated on March 26, 2014 Author
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