El Tren de Madrid

Pienso en ti,
En un tren a Madrid
Con nauseas a causa del movimiento
Y del amor que perdí.

Me acoge la melancolía--
Tibía y conocída.
Me dice que esto suele pasar,
pero que nunca deje de amar.

Recuerdo tu cabello rubio
Corto y elegante
Sutilmente cubriendo parte de tu frente
Enmascarando tus ojos.
Y ese contraste entre la sombra y el brillo tu saphiros
Me volvieron loco, hechizado, hipnotizado con ellos.

Una Marco Polo moderna,
Impresionado for tus vastos viajes y lenguas.
Con razgos de Juana de Arco
Eres el magno ejemplo de la mujer
Valiente, bella y bohemía.

Desnude mis sentimientos
Y confese que como tu solo se encuentran en el cielo.
Te mostre lo que te pude amar,
Y sellaste esa noche especial con un beso.
Tus labios eran lo uníco que queria--
Y disfrute en ese momento;
Entregandote mi corazón,
Decidido de no hecerte capricho o amor pasajero.

Pero cuando se pierde la luna
Y el vino subside en efecto,
Se hace visible,
Que lo de esa noche,
Se perdío en las olas de Cádiz
naufragando mi corazón en el hecho.

Hundiendose, la luna fue lo ultímo que ví
A semejanza del brillo de tus ojos;
El que ama a todo remo facilmente caé
Y allí, en las profundidades del oceano eterno
La melancolía extiende sus brazos
Y con el pecho hueco, me alojo en su lecho.