Heroes Desconocidos -- Parte III--Remedios (Abuela Materna)A Poem by Victor D. LopezThis is the third part of my longest free verse poem to date translated from the English original. It first appeared in my Of Pain and Ecstasy: Collected Poems (C) 2011.
Tu esposo murió a los 40 años, dejándote sola con siete hijos a mantener,
Pero no antes de que tu hijo mayor más, Juan, muriera ahogado en el mar, Aun en su adolescencia, trabajando como pescador para ayudarte a ti y a tu esposo A poner comida en la mesa. Habías también perdido a una hija, Toñita, también en su tierna adolescencia, a la enfermedad. Sus gentiles almas puras encontraron Su camino de regreso a casa demasiado pronto. Más tarde en la vida que perderías dos hijos más a la tragedia, Paco (Francisco), Un, hombre sumamente trabajador, honesto, y bueno cuya inclinación a usar lenguaje vulgar Nunca pudieron desmentir una naturaleza apacible y un corazón generoso. Se electrocutó con una Luz portátil defectuosa mientras trabaja en torno a su piscina. Y el niño de tus ojos, Sito ( José ), el último en nacer y tu preferido, quien
Había heredado la hermosura física de su padre y también su conciencia
social, su política de izquierdas, Su imponente presencia, su labia de
oro, y su mala, mala suerte, terminando su vida tal vez por
Accidente debajo del carril de un tren en movimiento.Ni la desesperación ni la pobreza pudieron doblar tu espíritu. Tú te levantaste todos los Días antes de la madrugada para vender el pescado en un puesto en la plaza. Y cada tarde colocaste una enorme cesta de mimbre en la cabeza y Caminaste muchos, muchos kilómetros para vender más pescado en otros pueblos. El dinero era escaso, por lo cual a menudo recibías otros bienes a cambio de tu pescado. También le dabas tu pescado a quien solo te lo podía pagar con su bendición. Caminabas De vuelta a casa, a altas horas de la noche, a través de la oscuridad o por Caminos iluminados por la luna, cargada de lo que te dieran a cambio de tu pescado. Verduras, huevos, y tal vez un conejo o un pollo llenaban tu cesta de mimbre sobre tu Fuerte cabeza. Caminabas recta sobre tus piernas repletas de venas varicosas, impulsada Siempre hacia delante por un propósito noble: alimentar a tus hijos y poder darles Esperanza de que vendrían tiempos mejores. Durante la peor época de hambre mediante y después de la Guerra Civil, la chimenea de tu Casa alquilada con vistas al Puerto de Fontan, expulsó humo negro todos los días. El fuego de tu lareira alimentó no sólo a tus hijos, sino también a muchos vecinos aun Menos afortunados que tú, alimentando su cuerpo y manteniendo en vida la esperanza. Fuiste criticada por algunos vecinos cuando lo peor había pasado, después de la guerra. "¿Por qué trabajas tan duro, Remedios, y permites que tus niños pequeños trabajen Tan jóvenes? Los sacrificas a ellos y a ti misma sin necesidad por un orgullo imbécil Cuando Franco y la ayuda extranjera otorgan comidas gratis para los necesitados”. “Mis hijos nunca vivirán de la caridad pública mientras mi espalda lo permita,” era tu Contestación. Resentiste a tu esposo por poner la política por encima de su familia, y por Arrastrarte a ti y a tus dos hijas mayores de tu cómoda y sana vida en tu casa, en el Numero 10 Perry Street cerca del Grenwich Village a una Galicia sin esperanzas. El optó por inclinar su lanza a molinos de viento por a la eterna gloria de otros hombres Necios. Y te dejó a ti sola para enfrentar la ingloriosa lucha por la sobrevivencia diaria. No obstante su corazón enfermo, el trabajó con gran diligencia para promover un futuro Justo en su querida España, ignorando la realidad practica de tu doloroso presente. Te llenó de hijos y construyó con gran cuidado la cruz en la cual lo crucificaron, una Palabra a la vez, dejándote a ti la dolorosa tarea de recoger los rasgos de su idealismo Destrozado. Pero tú sobreviviste y prosperaste sin sacrificar tus propios principios Sólidos y sin permitir que tus hijos sufrieran más privaciones que las del trabajo duro. Nunca perdiste tu sentido del humor. Nunca tomaste a nada ni a nadie con gran seriedad. Enfrentada con la absurdidad de la vida, siempre optaste por reírte con ganas. Te vi llorar muchas lágrimas de risa, Pero nunca te vi llorar lágrimas de tristeza o de dolor. Nunca te verías a ti misma como una víctima ni permitiría que otros lo hicieran. Te encantaba la gente. Tu sentido del humor fue siempre irreverente y repleto de suave Ironía. Y de gran sabiduría. Te encantaba reírte de ti misma, de otros, y especialmente de Tontos pomposos que invariablemente no se daban cuanta que eran los objetos de tu gran Diversión, inconscientes de tu despito, proveído con gentiles palabras y ojos luminosos. Tus cataratas y miopía hicieron difícil que leyeras, No obstante leías Vorazmente y te encantaba escribir largas cartas a tus seres queridos Y amigos. Eras una anciana sabia, la persona más sabia y más fuerte que jamás conoceré. Eras sabia, si, pero con el corazón de una niña y el alma de un ángel. Fuiste el ser más sano, más racional, más bien ajustado y humano que jamás he conocido. Eras Traviesa, pero incapaz de malicia. Fuiste aventurera; nunca tuviste miedo de probar o de aprender algo Nuevo. Fuiste amante de la diversión, interesante, amable, traviesa, divertida e infernalmente inteligente. Habrías sido una de las primeras adoptadoras de toda la Tecnología moderna, si hubieras tenido una vida más larga, Y te hubiera encantado jugar-y trabajar con Todos mis juguetes electrónicos. Habrías sido un terror con un procesador de textos, con el correo electrónico Y con las redes sociales y una gran campeona con mis juegos de video. Me habrías ganando en todos ellos. Éramos grandes amigos tú y yo, Y compañeros de juego a lo largo de la mayor parte de mi infancia. Nos seguiste a nosotros aquí en breve después de que emigramos en 1967, dejando atrás a 20 nietos. Nunca entendí a plenitud la profundidad de ese sacrificio, O el amor que lo hizo soportable para ti. Lo comprendo ahora. Demasiado tarde. Es uno de los grandes pesares de mi vida. Jugamos juegos de mesa, a vaqueros e indios, carreras de coches eléctricos, Volteamos tarjetas de béisbol y compartimos miles de manos de cartas juntos. Nunca
Se me ocurrió que tú eras el más mínimo inusual de ninguna manera. Te
amé profundamente, pero Nunca me moleste mucho por demostrártelo. Eso
también me pesa, y es también demasiado tarde.
Después de mudarse a Buenos Aires, cuando mamá se había ganado suficiente dinero Para llevarte a ti y a los dos hermanos más jóvenes, el sistema de cuotas entonces No permitía que emigraran también tus dos hijos menores, quienes quedaron Al buen cuidado de tu hija casada mayor en España, María, y su esposo, Fausto. Los querías contigo. Te dirigiste directamente a Evita Perón para pedirle ayuda.
Como era de esperar, no pudiste conseguir esquivar a sus porteros. Pero
no eras nada si no persistente. Sabías que Evita salía temprano cada
mañana para su oficina. Y te
Estacionaste a las 6:00 de la mañana, mediante muchos, días por su camino de salida.Con el tiempo, Evita le hizo parar a su chofer y te señalo que te acercaras. "Abuela, ¿por qué me hace señas a mí cada mañana cuando salgo para mi trabajo? " Ella preguntó. Tu le explicaste acerca de tus hijos en España. Evita se apiadó y Te escribió un pase en su tarjeta para verte en su oficina al día siguiente. La fuiste a ver al día siguiente y ella te aseguró que la visa se expediría inminentemente; Cuando se enteró de que hacías la vida de lavandera y de limpieza, Ella te ofreció una máquina de coser y entrenamiento para Convertirte en una costurera con la intención de promoverte una vida mejor.
Tú se lo agradeciste, pero declinaste la oferta. "Dele la máquina de
coser a otra madre necesitada. Mi espalda es fuerte y mis manos me
sirven bastante bien, igual que siempre Me sirvieron." Evita debió haber
quedado impresionada, puesto a que te pidió que la Visitaras una vez
más cuando los niños hubiesen ya llegado a Buenos Aires.
Te dio otro pase y tú cumpliste tu palabra, como siempre, de volver a verla con tus niños.
Evita te volvió a ver en su despacho brevemente y compartieron chocolate
en taza y Galletas tu, Evita y tus dos hijos menores, Emilio y José
(Sito). No eras partidaria de la política ni del Peronismo, pero siempre defendiste a Evita mediante tu larga vida.
Te fuiste demasiado pronto. No te había dicho “te quiero” en muchos años, estando Demasiado ocupado con mis estudios y con otras ocupaciones igualmente inútiles. Falleciste sin poder volverte a ver. Mamá tuvo que ir a tu lado sola. La última vez que Te había escrito te envié una foto de mi graduación de abogado. Según mamá la llevabas en el bolsillo antes de que te diera el ictus cerebral del cual No hubo recuperación. Como siempre, me quisiste con todas mis faltas que me hacen Indigno de tu cariño. Yo presentí el momento de tu muerte. Desperté de un profundo Sueño desperté y vi un pájaro blanco parado encima de mi escritorio al pie de mi cama. Ese pájaro de tamaño humano extendió unas enormes alas y voló hacia mí, Traspasándome y dejándome en un fuerte escalofrió. Supe en ese momento que Habías muerto. Lloré y recé por ti. Mamá llamo el próximo día por la mañana Para confirmar la triste noticia. Mamá también me comunicó muchos años después que habías estado en una Coma por un tiempo pero que habías despertado y que, sin conocerla, le Habías dicho que viajabas a Nueva York par ver a tu nieto. Luego te dormiste Por última vez, según mamá. Te echo de menos todos los días. © 2024 Victor D. LopezReviews
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1 Review Added on April 17, 2024 Last Updated on April 17, 2024 Tags: homenaje, poema, verso libre, Guerra Civil de España AuthorVictor D. LopezCoram, NYAboutI am a lawyer, professor of legal studies and author. My professional writing is primarily non fiction (law-related textbooks, reference books on mostly legal topics, articles in peer-reviewed law jou.. more..Writing
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