Diario de Luis #4

Diario de Luis #4

A Story by Vicente Santander
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Diario de Luis el cocodrilo. Cuarto registro.

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Hoy me di cuenta de algo. Amo el otoño. Me encontraba sentado observando a la cordillera y de la nada me di cuenta que hace mucho no estaba en un estado tan puro de asombro. Estaba ensimismado con lo que tenía frente a mí. Podría haberme quedado horas simplemente observando los árboles, las montañas y las nubes. Todo se mezcla para generar un hermoso momento. Todo parece tomar una serie de colores infinitos y preciosos. Las hojas se marchitan y algunas se tornan rojas, otras violetas, las hay marrones y amarillas, algunas que en algún momento eran un fuerte verde pasan a ser un claro lima. La lista de colores es interminable. Todo el otoño trae consigo una experiencia sensitiva simplemente orgásmica. El frió en mis mejillas y orejas, el frió aire que entra en mi cuerpo, el viento contra mi cara mientras observo los árboles que al igual que una hermosa mujer parecen estar desnudándose despojándose de sus hermosas ropas que al caer parece ser la cosa más maravillosa del mundo. Hay una enorme belleza en todo esto. El cielo toma un aire místico cuando está completamente cubierto en nubes y no se puede ver un destello de sol ni de ese hermoso azul. Mientras iba sentado en la micro observando mis alrededores por la ventana no podía evitar observar el suelo, mas particularmente el pasto y reflexione lo bello que este se ve cuando está cubierto de hojas secas y caídas. En mi caso me dio una sensación de nostalgia preciosa. Ver las hojas en el pasto con ese contraste de colores me hacía sentir una mezcla entre tristeza nostálgica y felicidad enorme. Mientras la micro seguía y seguía avanzando yo seguía y seguía admirando. Era hermoso. El otoño es hermoso. Transforma por completo a la ciudad. El otoño es un artista que se presta para re decorar toda la ciudad y pintarla con ese arte melancólico y hermoso tan característico suyo. Yo estoy sumamente contento con su obra de arte.

El otro se enojó conmigo. Le causa una enorme molestia que sea justamente cuando debe de realizar tareas importantes que me llega la inspiración y debo de escribir. Lo mejor de todo es que cuando esto pasa él no puede hacer absolutamente nada para detenerme.

El otro día caminando por la noche llegue a una conclusión. Hay una belleza hermosa que se produce cuando las luces de la ciudad se mezclan con las hojas de los árboles. Generan una imagen preciosa y seductora. Ya de por si las hojas de los árboles en contacto con la luz natural del sol o la luna generan un espectáculo hermoso, pero con las luces de las calles es distinto. Genera un efecto completamente distinto en mí. Es una vista hermosa que nace de un lugar inesperado. Es como si por un pequeño momento la naturaleza y el hombre se pusieran de acuerdo y decidieran crear en conjunto algo puro y hermoso. Una belleza armónica. Más de una vez me he encontrado caminando en la noche y me veo forzado a detenerme para poder apreciar la belleza a la cual le hago frente. Me pongo en un ángulo donde las hojas sean iluminadas desde arriba por los focos de la ciudad y generan una sensación hermosa. Me da algo sumamente extraño. Me da paz. Me podría quedar minutos e incluso horas observando este precioso espectáculo. Es simplemente increíble.

En momentos parece ser como si la música y el pensamiento trabajarán al unisono. Ambas poseen un ritmo igual y trabajan a la par. Hay momentos donde la música parece estar guiando al pensamiento diciéndole en que dirección dirigirse y que personajes otorgar sus constantes fantasías, recuerdos y reflexiones. Pero hay otros momentos efímeros donde el pensamiento es tal que pareciera como si esta es quien guía a la música. Es en esos momentos donde una verdaderamente se siente uno con la música. Y en mi opinión es en esos momentos donde la verdadera genialidad parece surgir. Lo triste e irónico es que hoy en día muy pocas personas se dan el tiempo para alcanzar esto incluyéndome a mi. Vivimos atareados y apresurados para hacer tal cosa, luego tal cosa y después otra cosa y es al final del día que nos damos cuánta que se nos acabó el tiempo. "Se acabó el tiempo" como si fuera nuestro para controlar. Hoy en día ni siquiera nos damos el tiempo para apreciar la música y reflexionar con y gracias a esta. La música paso a tomar un papel secundario, casi como un acompañante para pasar el tiempo. Quizás lo estoy simplemente pensando mucho.

Hay momentos en los que comienzo a pensar detenidamente en mis sueños. Los analizo e intento comprender. Es en esos momentos donde me doy cuenta de que mis sueños son un tanto oscuros. No lo son todos pero de vez en cuando tengo unos sueños cuya trama en un inicio parece inofensiva pero tras un análisis de este me doy cuenta que el contenido puede llegar a ser bastante turbio. Y es de esos sueños donde el otro y yo sacamos cuentos. Aquellos cuentos que a veces el otro duda si compartir con alguien mas. A mi realmente no me importa demasiado. El otro día tuve un sueño que no era oscuro pero me dejó un gusto amargo durante el resto del día. Estaba solo en un bosque oscuro, frío y húmedo. No conocía nada y tenía miedo. Estaba completamente desnudo mientras recorría sin dirección alguna el bosque. Cada paso estaba lleno de una inseguridad que parecía tener todo y nada que ver con el bosque en el que me encontraba. Fue en un momento de duda y sudor frío donde vi a una mujer. Era hermosa, extremadamente hermosa...aunque realmente no recuerdo cómo se veía, no se claramente si era rubia, morena, pelirroja, calva. No puedo decir con seguridad si era de piel oscura o blanca. No tengo un recuerdo claro de como se veía su cuerpo pero solo recuerdo lo que me causó. Una gran esperanza. Dentro de toda esta oscuridad y frío parecía ser que ella traía luz y un poco de calor. Así que ciegamente la seguí a través de este bosque de inseguridades y dudas, de miedos y rabias. La seguí por mucho tiempo yendo por donde ella iba, caminando donde ella caminaba sin pensar en la dirección. Ella era mi guía a través de esta oscuridad. Fue después de haber caminado un largo rato que llegamos a un claro en el bosque donde los árboles parecían no querer crecer alrededor de un pequeño estanque. Fue allí donde por primera vez desde que me perdí en el bosque que pude ver las estrellas. Pero fue allí donde la mujer se detuvo. Me miro y de la nada se desvaneció. Y me quedé nuevamente solo y lleno de miedo. Pero aún así decidí seguir caminando cargando mis pesadillas y terrores conmigo pero por alguna razón ahora conocía el camino. Tenía claro a donde tenía que ir. Pero el miedo e inseguridades habían vuelto. Aún así decidí seguir caminando.

Caminar sin rumbo durante la noche es una de las cosas más relajantes del mundo, Caminar sin saber que encontraras, sin saber para donde exactamente te diriges. Caminar por el simple hecho de querer buscar algo nuevo. Mis pies me dirigen hacia lugares desconocidos y me encanta. 

 

 

© 2017 Vicente Santander


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Added on April 30, 2017
Last Updated on April 30, 2017

Author

Vicente Santander
Vicente Santander

Santiago, Metropolitana, Chile



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Amateur Chilean writer. Hoping to upgrade my writing thanks to this plataform. I am currently writing a three books saga while at the same time I write short stories. more..

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