La noche sin estrellas.A Story by Vicente SantanderPara algunos la oscuridad es un aspecto pasajero de la vida. Para otros la oscuridad es total y eterna, inmutable e indestructible. Para algunos la vida no es mas que una noche oscura sin luz.La noche sin estrellas. La noche estaba helada y sombría, era una de esas noches que traen consigo promesas de calamidades y una angustia que aprieta el corazón hasta de las personas más fuertes. Esta noche, al igual que casi todas las anteriores, carecía de estrellas. El cielo era una vasta manta negra sin el mas mínimo haz de luz, lo único que proporcionaba algo de fulgor eran las tintineantes luces de las calles que de vez en cuando fallaban y dejaban todo en total penumbra. A pesar de estar dentro del departamento el aliento de Ulrich causaba una nube de vapor que tan solo reafirmaba el frio que tenía esta noche. Pero Ulrich ahora estaba acalorado y agitado, una mujer yacía desnuda en la cama plácidamente durmiendo con la espalda sudada por su encuentro. Intentaba recordar el nombre de esta mujer pero por más que lo intentaba no podía, pero al fin y al cabo de qué le servía saber su nombre, no tenía la más mínima intención de saberlo. Miraba a la mujer y no podía sentir nada más que asco, hacia ella y hacia sí mismo. No era una mujer particularmente guapa, apestaba a excesivo uso de maquillaje y a colonia barata, su cuerpo era un tanto robusto, aunque su trasero y pechos eran de buenas proporciones. Aparentemente Ulrich había desempeñado un buen trabajo ya que estaba plácidamente dormida. Él se levantó de la cama desnudo y se dirigió hacia el sucio y pequeño baño. Lo primero que hizo al verse en el espejo fue revisar su espalda debido a las largas uñas de la mujer. Tras una inspección de sus heridas se miró fijamente en el espejo, no vió más que ira y asco. Con ella jamás habrías hecho esto, no con ella, pensó Ulrich al recordar las asquerosidades que ella lo convenció que hiciera, las cuales, para el disgusto de Ulrich, le habían agradado. Era de esperarse, al fin y al cabo escogió a la mujer con mayor cara de degenerada del bar de mala muerte donde se encontraba hace tan solo un par de horas. Eso jamás lo habría hecho con ella, con su amada Catalina. Pero pensar en ella tan solo le traía dolor a Ulrich por lo que trató de olvidar. Mientras se miraba en el espejo la tenue luz del baño alumbraba su cuerpo desnudo. Era alto, medía un metro ochenta y cinco, tenía caderas angostas y fuertes hombros, era relativamente esbelto. Su cabellera estaba un tanto larga, su pelo castaño oscuro le llegaba casi hasta los hombros. Su barba también estaba sin afeitar, dejando su barbilla, labios y mejillas cubiertas en pelos negros y duros. Sus rasgos faciales eran un tanto mixtos, con marcadas cejas y pómulos pero sin una barbilla tan grande, y su mandíbula tampoco era bastante prominente. Sus ojos eran de un oscuro verde amarillento. Al verse en el espejo Ulrich no podía evitar tener esta mueca de desagrado, de incomodidad, de repulsión, ya fuera por el olor del pequeño apartamento o un asco dirigido hacia sí mismo. Después de orinar Ulrich continuo su recorrido a través del departamento, pasó al costado de la cama donde yacía la mujer y se acercó a la puerta que daba con la pequeña sala de estar. Al estar en la pequeña y sucia sala, se dio cuenta que había una ventana que daba directamente con la calle, la cual podía ser vista con cierto grado de claridad desde el tercer piso en el que se encontraban. Camino hacia ella y corrió la cortina blanca hacia un lado con su brazo para poder tener una clara vista hacia el exterior. Lo primero que miró fue hacia la calle y los focos que iluminaban a ésta tenuemente. Lo que Ulrich vió lo dejo pasmado y un escalofrió recorrió toda su espalda, pero esto duró poco, después se vió lleno de ira, con una rabia que burbujeaba hirviendo en su sangre. Rápidamente se precipitó a la pieza donde se encontraban sus cosas y la mujer. Con una velocidad extraordinaria se vistió y corrió hacia la salida… no sin antes agarrar su arma. Mientras bajaba las escaleras revisó si su revólver estaba cargado. Estaban las seis balas que había cargado esta mañana. ¡Esta vez serás mío, no te me escaparás esta vez! pensó Ulrich. Al encontrarse en el primer piso del edificio salió disparado a través de la puerta principal como un animal que por fin escapa de una jaula, solo que este animal parecía estar bajo el efecto de una cólera mortal. Miró a los alrededores con una expresión demoníaca la cual estaba por completo sumida bajo el enojo que sentía Ulrich. -¡Donde estas! "Gritó desgarradoramente buscando por todas partes la figura que había visto previamente, la figura que tanto mal le había causado, la figura por la que todas las desgracias en su vida habían ocurrido. Los ojos verdosos se movían en todas direcciones buscando. Finalmente, tras mirar con desesperación en todas los lados posibles, en las sombras de un callejón lo vió. No podía distinguirlo claramente pero sabía que era él, la figura, su némesis, su enemigo, y esta noche su presa. No dudó por ningún momento abalanzarse hacia él con toda su fuerza y velocidad. La figura simplemente parecía alejarse a gran velocidad tan grácilmente como siempre, sin ninguna intención aparente por apresurarse. Eso tan solo exasperaba a Ulrich aun más. La persecución y la idea de tenerlo frente suyo tan solo gatillaba la vasta cantidad de recuerdos trágicos que Ulrich tenía en su mente, de cada desgracia que había ocurrido en su vida ocasionada por él. El hombre de la máscara. Esta figura había atormentado a Ulrich desde hacía ya años, siempre que algo malo sucedía esa figura estaba en las cercanías para ser vista. Siempre vestía botas, pantalones, camisa y chaqueta negra. Lo único que no era negro era su máscara, la cual era blanca, con la figura de una calavera con proporciones abominables. Esta máscara poseía una serie de grabados de color negro y rojo, pero los ojos siempre eran oscuros, incluso más oscuros que el cielo en una noche sin estrellas. Al inicio de la vida de Ulrich esta figura no parecía presentarse, pero en su adolescencia fue cuando comenzó a atormentarlo, y siempre él era incriminado por los actos del hombre de la máscara. A medida que creció los actos del hombre de la máscara se volvieron más perversos, como por ejemplo enviar a Yuri, el papá de Ulrich, a la cárcel, obviamente su familia lo culpó por esto. Luego vino el día en que su hermano pequeño terminó parapléjico y con retraso mental tras una escalada con Ulrich donde el hombre de la máscara lo empujó de un risco escarpado lleno de rocas. Después de eso su madre jamás volvió a hablar con él, el hombre de la máscara le había arrebatado uno por uno a toda su familia. O a casi toda, aún quedaba Catalina, la novia de Ulrich, que luego fue su prometida. Pero el hombre de la máscara tenía otros planes para ambos. Ese momento en su vida jamás lo ha podido recordar con completa claridad, lo único que su mente fue capaz de retener fue la horrible imagen del hombre de la máscara en el baño de su apartamento con Catalina en sus brazos y un cuchillo en su vientre. La mirada sin vida de Catalina lo han atormentado noche tras noche. Luego de eso, juró que él mismo se encargaría de asesinar a esta figura, aunque esto fuera lo último que hiciera. Extrañamente la figura siempre parecía seguirlo a donde fuera que estuviera, razón por la cual este siempre traía una arma consigo. Pero siempre que intentaba alcanzar a la figura, parecía desaparecer, escurrirse entre sus dedos. Lo extraño es que cuando Ulrich salía en persecución la figura no parecía escapar, sino esconderse. Hubo un par de ocasiones donde tuvo a la figura frente suyo, Ulrich disparaba el gatillo con energía e ira, pero siempre fallaba el objetivo. ¡No esta vez! Pensó Ulrich mientras seguía en persecución de la figura que siempre parecía alejarse a gran velocidad. Fue en un callejón aún más pequeño con un diminuto foco tintineante a las alturas que, para sorpresa de Ulrich, la figura se detuvo cuando estaba a unos diez metros de distancia de su perseguidor. No lo pensó dos veces al tomar la pistola, apuntarla hacia la figura y jalar el gatillo tres veces. Las tres balas impactaron en la espalda de la figura abriendo hoyos en su chaqueta negra mientras se escuchaba un sonido seco y aturdidor. Una tenue nube de polvo salió con cada disparo. Aun así Ulrich nuevamente había fallado el objetivo. La figura, para la sorpresa y terror de Ulrich se dio media vuelta, de manera que quedaron cara a cara. El hombre de la máscara no decía nada, no se movía ni emitía ningún sonido, ni siquiera parecía que le hubieran afectado los tres balazos que recibió en la espalda hace tan solo un momento. Ulrich parecía estar lleno de cólera, por lo que mientras se acercaba a paso fuerte hacia la figura con una determinación y odio semejantes a los de un demonio, le disparó nuevamente dos veces en el pecho. Nuevamente la figura ni se inmutó. Cuando estaba suficientemente cerca le pegó en la cabeza con el mango de su revólver y la figura cayó al piso. Ulrich se abalanzó hacia ella y posicionándose encima de él continuó pegándole con el mango en la máscara, y solo se detuvo cuando escuchó un agudo y fuerte ¡CRACK! La máscara se había quebrado y una grieta se había abierto. Con una mirada de lunático Ulrich apuntó su revólver abajo del mentón de la figura con dirección hacia su cabeza. "Vas a pagar por lo que le hiciste a ella. Vas a pagar por todo lo que me has hecho a mi desgraciado. Te mataré, pero quiero ver tu rostro antes de que te vuele los sesos, "dijo Ulrich mientras con su mano libre tomo la máscara y con fuerza de un jalón la arrancó de la cara de la figura. Ulrich sintió un escalofrió y un terror abominable al ver lo que se ocultaba debajo de la máscara. La cara de la figura, el rostro del hombre de la máscara, la persona responsable de todo lo horrible en la vida de Ulrich, era Ulrich. Era como verse al espejo, solamente que este rostro parecía carecer de emociones, pero aun así esbozaba una enorme sonrisa, y una sensación de terror enorme. Le tardó un momento a Ulrich entender lo que esto significaba, pero una vez que lo hizo no dudó en hacer lo más racional y coherente que se le ocurrio. Metió el cañón del revólver en su boca y jaló del gatillo. Esta vez no falló el objetivo. © 2017 Vicente Santander |
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Added on February 16, 2017 Last Updated on February 16, 2017 AuthorVicente SantanderSantiago, Metropolitana, ChileAboutAmateur Chilean writer. Hoping to upgrade my writing thanks to this plataform. I am currently writing a three books saga while at the same time I write short stories. more..Writing
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