Los Viajeros Estáticos

Los Viajeros Estáticos

A Story by Cata Faerman

Los Viajeros Estáticos

            Entre todas las pequeñas cosas que me producían alguna satisfacción, como escribir para una prestigiosa publicación, o aprender una progresión musical en mi viejo piano Steinway, ir al café Vigía con una lapicera y un cuaderno me provocaba cierto deleite especial. No es que en verdad escribiera nada allí, si no que esperaba ansiosamente que alguien me reconociera para hablar de mi mayor orgullo, mi obra. Espero que mi honestidad no le resulte pura pedantería al lector; mi única intención es explicar las cosas como son.

            Sabrá entonces, que me la pasaba al acecho, observando pasajeros y vagabundos de la estación de tren sobre la cual se encontraba el café Vigía. Todos los días me sentaba en la misma mesa junto a la ventana y Mario, mi mesero de preferencia, me traía un té de dulce de leche y dos medialunas de manteca. Si bien no acostumbraba a escribir durante mis tardes en el Vigía, la inspiración me visitaba frecuentemente en la forma de viajeros peculiares.

            Uno de tales era Juan Dubbi, un artista con la perseverancia como único talento. Lo recuerdo minuciosamente. No era muy alto, pero era corpulento y tenía un andar silencioso. Mario nos presentó en el único día en que alguien finalmente me reconoció. Habiendo perdido toda esperanza hasta ese día, Juan Dubbi me pareció más interesante de lo que yo he aparentado ser jamás. Me confesó, para mi sorpresa, que llevaba semanas queriendo conocerme, y le pregunté si frecuentaba la estación. Mayor fue mi estupor cuando me informó que llevaba diez años yendo a la estación todos los días, y ni en uno solo compró un boleto de tren.

Siendo ambos haraganes sistemáticos de la estación, un espíritu competitivo y a la vez de camaradería emergió entre nosotros. Pero para mí resultaba obvio que Juan Dubbi era el personaje más excepcional de los dos. Es por eso que sentía que era mi deber medir a mi rival y descubrir el misterio que lo coronaba como el más  distinguido.

            Juan Dubbi era un nativo santafesino de la ciudad de Rosario. A los dieciséis años se enamoró de una muchacha porteña que conoció cuando ésta se encontraba en la ciudad en un viaje familiar, por lo que arregló con sus padres ir a la Universidad de Buenos Aires a continuar sus estudios y encontrar a la chica de aquel verano de 1995. Sin embargo, su empresa no trajo lo que él esperaba, y desesperanzado dejó la carrera universitaria tras tan solo un año en el cual no encontró ni rastro de la chica. Enloqueció cuando escuchó por su hermano que la muchacha vivía en el barrio de Olivos. Mintiendo a sus padres para que pagaran su alquiler mientras él estaba en Buenos Aires sin estudiar, Juan Dubbi comenzó a juntar el valor para ir a visitarla.

            Pasaron días, semanas, hasta meses, antes de que Juan se propusiera subirse al tren que lo llevaría al barrio donde se encontraba su amada. Poco sabía él, que su hermano, Hernán, se le había adelantado. Un día lo vio bajarse del tren que volvía de Olivos con un sobre color rosado que temblaba en sus manos nerviosas. De lejos, Juan observó cómo Hernán destruía el sobre y lo arrojaba a las vías del tren. Esa mera acción de su hermano fue una maldición. Nunca más pudo comprar un boleto de tren y mucho menos subirse a uno.

Como un espíritu torturado, Juan volvió a la estación cada día en busca del coraje perdido. Su perseverancia lo llevó hasta el borde del andén, pero su indecisión lo mantuvo inmóvil en la estación. ¿A dónde podía ir? Volver a casa luego de diez años y escuchar a su madre decir, “¿Cómo va la carrera, Juancito? ¿Ya te dieron un diploma?” era una idea poco pintoresca, ya que odiaba mentirles a sus padres.  Estaba casi seguro de que el amor de su vida se encontraba en algún lado en brazos de su propio hermano, pero dado que respetaba a Hernán, y era probable que la muchacha no recordara ni su nombre, le parecía grosero hacer una repentina visita sin previo aviso.

Un día, caminando hacia el café Vigía, creí ver un papel rosado entre las vías del tren. Rechacé la idea rápidamente y me pregunté qué clase de persona iría al mismo sitio durante tantos años con un propósito tan trivial.

© 2014 Cata Faerman


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¡Qué cuento tan solemne e impresionante! Claro, veo que hace tres años lo escribiste, y no sé si lo has vuelto a revisar, pero me gustaría comentar sobre ello y dar unas sugerencias para mejorarla, si me permites. Que ¡tiene potencial, éste! Tiene un aire y estilo que me recuerda bastante de otros relatos y libros provenientes de Latinoamérica, y simultáneamente tiene voz propia. Pero me pareció que el tuyo, éste, estaba contando dos historias distintas: la de ella, y la de él. Al principio, teniendo el título en cuenta, parecía que se trataría de una escritora observando el gentío de un lugar cualquiera en un día cualquiera, y como frecuentaba aquel café, tal vez miraba al gentío como personajes o algo - no sé, pero parecía tener un flujo como tal para terminar como si el lector descubriera que ella también era un tal "viajero estático". Sin embargo, al conocer el Juan Dubbi (un nombre fantástico), empezó a describir sólo su interés por él y la trama a partir de allí se enfoca mucho tiempo en la historia de su amor perdido, al final del cual parecía que ella sería la muchacha que él érase una vez amaba (que dijo que pasaba tanto tiempo queriendo conocerla sin razón justificada). Entonces hay un conflicto entre la trama y el título, que al final nada está estático; todo sigue moviendo, y cada posibilidad que insinúas con tus palabras acerca la dirección del cuento nunca se realiza. Aunque de verdad me encantó el cuento, son dos cuentos bastante interesantes mezclados en uno y pueden ser dos separados según aquellas posibilidades de dónde puede ir el flujo. Que aquellas posibilidades tienen más poder en sí que los dos relatos combinados. De todos modos, ¡muy buen hecho! De verdad, me encantó.

Posted 7 Years Ago


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Cata Faerman

7 Years Ago

Muchas gracias por tu comentario emi!! Me alegra muchisimo ver que hay usuarios leyendo en castellan.. read more
emipoemi

7 Years Ago

Pues el comentario era todo un gusto. Y leer en español un gran placer, que me ayuda mantener la pr.. read more



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¡Qué cuento tan solemne e impresionante! Claro, veo que hace tres años lo escribiste, y no sé si lo has vuelto a revisar, pero me gustaría comentar sobre ello y dar unas sugerencias para mejorarla, si me permites. Que ¡tiene potencial, éste! Tiene un aire y estilo que me recuerda bastante de otros relatos y libros provenientes de Latinoamérica, y simultáneamente tiene voz propia. Pero me pareció que el tuyo, éste, estaba contando dos historias distintas: la de ella, y la de él. Al principio, teniendo el título en cuenta, parecía que se trataría de una escritora observando el gentío de un lugar cualquiera en un día cualquiera, y como frecuentaba aquel café, tal vez miraba al gentío como personajes o algo - no sé, pero parecía tener un flujo como tal para terminar como si el lector descubriera que ella también era un tal "viajero estático". Sin embargo, al conocer el Juan Dubbi (un nombre fantástico), empezó a describir sólo su interés por él y la trama a partir de allí se enfoca mucho tiempo en la historia de su amor perdido, al final del cual parecía que ella sería la muchacha que él érase una vez amaba (que dijo que pasaba tanto tiempo queriendo conocerla sin razón justificada). Entonces hay un conflicto entre la trama y el título, que al final nada está estático; todo sigue moviendo, y cada posibilidad que insinúas con tus palabras acerca la dirección del cuento nunca se realiza. Aunque de verdad me encantó el cuento, son dos cuentos bastante interesantes mezclados en uno y pueden ser dos separados según aquellas posibilidades de dónde puede ir el flujo. Que aquellas posibilidades tienen más poder en sí que los dos relatos combinados. De todos modos, ¡muy buen hecho! De verdad, me encantó.

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Muchas gracias por tu comentario emi!! Me alegra muchisimo ver que hay usuarios leyendo en castellan.. read more
emipoemi

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Pues el comentario era todo un gusto. Y leer en español un gran placer, que me ayuda mantener la pr.. read more

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Added on September 26, 2014
Last Updated on September 26, 2014
Tags: #Español #cuentocorto

Author

Cata Faerman
Cata Faerman

Palo Alto, CA



Writing
Ashes Ashes

A Poem by Cata Faerman