Carta a Sadaba

Carta a Sadaba

A Story by Jose A. Solis
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Última carta

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Estamos en tiempos diferentes, pero en espacios comunes. Aún con el pasado destrozado que nos une, no podemos ser libres. Fuera de tintes y empezando a hablar de asuntos más tristes, nunca lo fuiste, nunca me heriste. Y lo que más me ha dolido, es que se ha volado con la brisa tus sonrisas. No hay nadie mas, y es porque no debe de haberlo. La toma de consciencia de la existencia cambia como el semáforo de tu casa, como tu humor por las mañanas; ¿Te acuerdas? Tras unas cortinas que anunciaban el inicio de tus dominios, dónde es lo mismo esconderse dentro de una caja de zapatos que en el cajón de tu ropa, ahí me despertó tu sonrisa. Perdón, ya sé que no te deje dormir. Ah, ¿me grabaste? ¿Me grabaste roncando? A ver, déjame ver. Me encantas. No, no vayas, bésame así, quiero probarte a ti, no a la Colgate. Yo sé que no hay alguien más. Pero también sé que tus ojos me ven como el mentiroso. Es verdad que ahí viene el lobo por las ovejas, ¿Vas a dejar que el pueblo muera? Discúlpame mi amor, pero es que estoy enamorado. Parece ser que necesito estar enamorado, para cantarle, escribirle, soñarla y adorarla. Si por primera vez en mucho tiempo ya no es a ti, será, entonces, a la vida. O a la primer oveja que en verdad me crea. En totalidad también sé que, mi existencia ahora se limita y ajusta al fondo de tu mente. El "cementerio donde las cosas nunca mueren" le llamé alguna vez. Solo espero que tenga mi propia cajita. Claro está, que hablamos de mi existencia desde tu consciencia. ¿Cuando, sino es que siempre, hablamos de alguien más que no seas tú? Discúlpame de nuevo mi amor, pero con esta carta me despido. Aunque tenga mi propia cajita, resultó el final que tanto me temía: ser un integrante más. Ser una cajita más. Tú sabes de lo que hablo, y no diré más, porque no es el objetivo de esta carta, y para eso ya escribí muchas otras, pero que tus ojos nunca verán. No sé cuándo será el día, pero lo sueño, me obligó a soñarlo. Sueño por mi propia voluntad el presente en donde te vea del brazo de alguien más, el momento en que beses a alguien más, el instante en que detengas el tiempo y te pierdas en la mirada de alguien más. Esto es, como nunca te perdiste en la mía. En el juego del cíclope fuimos un fracaso. Pero fuimos un éxito en amarnos. Sin entendernos. Pero amarnos. Lo que no sabíamos, era que es tan cansado amarse pero no entenderse. Igual que compartir espacios, pero no tiempos. Ah, ya no te dije porque me obligó a soñar tal situación que hace un mes me hubiera regresado a un pasado en el que conocí lo más oscuro de mí. Me obligó a soñarlo, porque sé que algún día pasará. Y si es que aún no ha sucedido todo lo que he profetizado arriba. Tengo que estar listo. Tengo que estar preparado, y tengo que aguantar todo eso, y más. Ya pasó una de dos noches. La primera, sin pena ni gloria para ti, pero temo por la segunda. ¿Será el destino tan cruel como para unir nuestros futuros de una manera tan coloquial pero devastadora? Solo el presente lo podrá saber. Y creo que es momento de decir adiós. Aunque nadie me lo crea. No porque ya no disfrute tu compañía, sino porque estoy cansado. Que fácil es escribirte pero cuál difícil es verte. Tenerte cerca y no tenerte. De todos modos, ya ni te veo, ni te tengo, pero, ¿Te quiero? De todos modos, ya ni me ves, ni me tienes, pero, ¿Me quieres? Solo tú sabes. De algo estoy seguro, y eso es, que ya no me lees. Es por eso que esta es la última carta y por lo mismo le escribo canto y sueño a los pájaros, flores y nubes. También, puede ser, a la ovejita que nunca ví, como tú nunca me viste. ¿Te acuerdas? Te digo que esta vida es un maldito círculo. Un maldito círculo perfecto.

© 2019 Jose A. Solis


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Added on March 19, 2019
Last Updated on March 19, 2019